Giulio Aldinucci

¿Cuáles fueron tus principales fuentes de inspiración para este trabajo?

Mi trabajo no pretende expresar un concepto definido previamente, sino que parte de sonidos reales de ambientes, de situaciones, que grabo durante mi vida cotidiana. Estos sonidos despiertan emociones o recuerdos que me empujan al desarrollo del trabajo. Prefiero no decidir de antemano lo que quiero expresar o representar. Simplemente siento la necesidad de comunicar algo que no puedo explicar, y empiezo a trabajar. Las ideas, los significados, llegan naturalmente en el proceso creativo.

Para quienes no estén familiarizados con tu trabajo, ¿cómo podrías definir tu música?

Es música que se nutre principalmente de paisajes sonoros. Me gusta transformar estos registros en una materia más compuesta, menos reconocible, al punto que puede convivir con otros sonidos electrónicos y acústicos. Es una constante transformación, mutación, entre el sonido real (referencial) y el sonido abstracto (no referencial). Es en este punto medio donde intento situar mis composiciones.

¿Qué rol cumple la tecnología en tu proceso creativo?

El rol de la tecnología es fundamental a todas las fases: para grabar, editar, ensamblar, mezclar y transformar los sonidos. Gracias a la tecnología es posible sacar a la luz los aspectos escondidos dentro de un registro del ambiente, dándole un nuevo significado. Hay sonidos maravillosos que están ocultos en una grabación, y sin las herramientas tecnológicas adecuadas sería imposible mostrarlos y destacarlos.

¿Cuál es tu relación con lo espiritual o lo intangible dentro del arte sonoro?

Es una relación importante. Nada de lo que hago se basa solamente en lo racional. Lo emocional, que muchas veces se conjunta con lo espiritual, es la raíz de mi producción sonora. Necesito sentir un vínculo intenso con lo que hago… de otro modo no consigo trabajar.

¿Qué opinión tienes del rol del arte y de la música hoy en la sociedad contemporánea?

Creo que el arte no debe tener miedo de ser un medio de reflexión y crítica. Al contrario de la sociedad consumista que favorece un arte «fácil» e inmediato, que no propone interrogantes ni diálogos profundos, pienso que el arte sonoro puede y debe tener una misión más compleja: ofrecer al oyente una experiencia que lo conecte con dimensiones alternativas de lo cotidiano y lo incite a una conciencia más amplia.

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