Maria w Horn

¿Cuáles fueron las motivaciones principales detrás de tu nuevo disco?
Mi principal motivación siempre ha sido la exploración de los límites del sonido y la percepción humana. Con este último disco quise profundizar en cómo nuestro cuerpo reacciona de manera física a ciertas frecuencias y texturas sonoras. Cada pieza busca invocar una experiencia sensorial distinta, casi como si fuese una instalación sonora más que un álbum tradicional.
Tu trabajo ha sido descrito como una convergencia entre música experimental, tecnología y arte visual. ¿Cómo logras equilibrar estos elementos?
Para mí, todos estos elementos son parte de un mismo entramado. No pienso en ellos como realidades separadas, sino como extensiones de un mismo concepto artístico. Trabajo con desarrolladores, diseñadores de iluminación y otros artistas visuales para que cada parte del proceso complemente y potencie a las demás. El resultado final se concibe desde un principio como una experiencia multisensorial.
¿Puedes contarnos sobre algún track del álbum que represente esa visión?
Claro, hay una pieza llamada “Interferences” que fue grabada en una antigua iglesia desacralizada en Suecia. Utilicé un órgano real procesado en tiempo real con algoritmos generativos. La acústica del lugar jugó un rol fundamental: cada acorde se convertía en una especie de mantra resonante que obligaba al oyente a estar presente.
Muchos consideran que tu música no es fácil de escuchar. ¿Cuál es tu visión respecto a eso?
Sé que puede no ser accesible para todos, pero mi intención no es complacer masivamente sino provocar una conversación o conectar a un nivel más profundo. Prefiero una audiencia que esté dispuesta a dejarse llevar por una propuesta arriesgada que una audiencia numerosa pero pasiva.
En tus presentaciones en vivo, la parte visual parece tener tanto protagonismo como el sonido. ¿Cómo construyes esa experiencia?
Trabajo con visuales generativos que responden a ciertas frecuencias o cambios en la dinámica de la música. Todo está programado para cambiar orgánicamente con el set en vivo. A veces también incorporo elementos performáticos que cambian cada vez. Me interesa mucho la idea de que la presentación se convierte en un “ritual” que no se repite de la misma forma.
Finalmente, ¿cómo ves la relación entre arte, tecnología y espiritualidad en tu trabajo?
Creo que vivimos en una época donde la tecnología puede ser un vehículo para lo espiritual, si se usa con esa intención. Lo espiritual está presente en cómo algo nos toca, nos transforma o nos enfrenta a lo desconocido. Si una obra logra eso, sin importar si utiliza un laptop o una sinfonía tradicional, entonces ha cumplido su objetivo.