Pablo Reche


El argentino Pablo Reche es sin duda uno de los nombres más relevantes del ambiente experimental sudamericano. Alejado del mainstream, ha trabajado en diversas áreas dentro del arte sonoro y ha desarrollado una discografía consistente, sutil y profunda. Su producción ha sido editada tanto en Argentina como en Europa, a través de sellos como Drone Records, Mandorla, 3LEAVES, o su propio sello Oír.

**¿Cómo se inicia tu trabajo en el sonido?**

En paralelo a mis estudios de cine. Ahí una cosa llevó a la otra, leyendo sobre cine sonoro, la historia del cine en silencio, La Guerra de los Mundos y demás. De ahí un mundo muy amplio se fue abriendo lentamente.

**¿Cuál es tu relación con la música electrónica? ¿Cómo sientes que lidia o coexiste con tu trabajo?**

Me cuesta un poco la relación, porque muchas veces todavía parece que usamos «música electrónica» como una etiqueta que engloba o define todo. Mi trabajo no es música electrónica aunque se sirva de ciertas herramientas electrónicas.

**Mucho de tu trabajo establece vínculos con la ciudad. ¿Tiene un rol conceptual dentro de tu propuesta o es un recurso estético?**

Sí, varias veces aparece la ciudad como escenario sonoro o con diferentes grados de presencia. De alguna forma está presente, o presente en la ausencia. No hay una línea clara que diga cómo o cuándo aparece, pero está ahí, de fondo. Me interesa especialmente esa resonancia que queda de fondo. Lo urbano como ruido de fondo que nos va configurando.

**Hay un trabajo importante con sonidos de baja frecuencia. ¿Por qué esta elección?**

Porque son sonidos del cuerpo, son del orden de lo físico. Y la experiencia sonora, para mí, es cuerpo. Para que lo sonoro «suceda», tiene que haber un cuerpo que escuche. Aunque no escuche en términos musicales o musicales tradicionales.

**Tu trabajo ha sido parte de numerosos compilados y registros colectivos. ¿Cómo ves la escena experimental sudamericana actualmente?**

En movimiento continuo, lo cual me gusta. Hay mucha gente joven interesada, impulsando, haciendo cosas, moviendo desde lo autogestionado. Eso está muy bien. Yo paso muchas veces largos períodos sin hacer cosas públicas, pero siempre es una alegría saber que otros compañeros siguen. Y eso te empuja. Los intercambios, compartir ideas, trabajar en silencio juntos, sin necesidad de aparecer siempre.

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