The Necks

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Continuar más de treinta años haciendo música con la misma formación no es fácil. ¿Y si además se improvisa cada disco y cada concierto, sin ensayos ni conversación previa? El trío australiano The Necks desafía toda lógica compositiva y de proceso creativo. Conformado por Chris Abrahams en teclados, Tony Buck en batería y Lloyd Swanton en contrabajo, el trío —por momentos minimalista, por momentos experimental, y siempre inasible— ha sabido balancear el tiempo y el silencio en piezas de una única sección. No hay estructura, no hay cortes. Hay construcciones sonoras que fluyen. Y es que en The Necks hay una certeza: la música no es una carrera de velocidad.
¿Cuáles son las reglas internas que hacen posible esta forma de creación espontánea?
Tony Buck: Hay algunas reglas no escritas, pero muy flexibles. No hay que ser agresivo ni egoísta. Se trata de una interacción empática, de escuchar mucho y responder con sensibilidad. Estamos atentos a los más mínimos gestos para sumarlos a la improvisación.
¿Cómo saben cuándo una pieza está terminada?
Chris Abrahams: Es una cuestión de intuición. Comenzamos a sentir que la música llega a un lugar de resolución natural. A veces uno empieza a tocar algo que parece un final y los otros lo siguen. Es como aterrizar un avión sin mayor turbulencia.
¿Se puede aplicar esta estructura a colaboraciones externas o nuevos formatos?
Lloyd Swanton: Hemos colaborado con otros músicos, orquestas y formatos audiovisuales. En cada instancia se da una nueva dinámica, pero mantenemos la esencia: confiar en el flujo colectivo. Eso sí, rara vez es tan libre como cuando estamos los tres solos.