Third Eye Foundation

¿Cuándo se comenzó a gestar la idea de “The Third Eye Foundation”?

La idea surgió a principios de los años noventa, en Bristol, como un proyecto más experimental para explorar las posibilidades del sonido más allá del formato canción convencional.

¿Existe alguna relación entre “The Third Eye Foundation” y los movimientos de la ciudad como el trip hop?

Sí, claro. Bristol fue un hervidero de propuestas como Massive Attack o Portishead. Estábamos todos conectados de algún modo, aunque mi enfoque siempre tendió hacia lo más ruidoso y oscuro.

¿Cómo se conforma una obra como “Ghost”? ¿Cuál es el proceso?

Parto desde sonidos que recojo, grabo en campo o saco de cintas viejas. Luego los manipulo sin reglas fijas: capas de ruido, samples, baterías irregulares, cuerdas. Quiero que la música provoque una respuesta visceral, no cómoda.

¿Qué influencias marcaron ese sonido tan abrasivo y oscuro?

Mucho del noise japonés, cosas como Merzbow, pero también el shoegaze más denso como My Bloody Valentine. Y claro, el dub, aunque deformado y llevado al extremo. Me interesa más la textura que la melodía.

¿Sientes que con el paso del tiempo has suavizado o cambiado ese enfoque sonoro?

En ciertos proyectos posteriores quizás me abrí a otras formas, un poco más melódicas o cinemáticas. Pero “The Third Eye Foundation” sigue siendo mi vía para empujar a los oyentes fuera de su zona de confort.

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