Anne-James Chaton & Andy Moor

¿Cuál es la principal motivación que los lleva a crear música juntos?
La idea es trabajar sobre una metodología similar a la de nuestros discos anteriores: tomamos elementos preexistentes —en este caso, noticias de prensa, partes de radio, textos políticos actuales— y los transformamos en piezas nuevas y llenas de significancia enfocadas en una crítica sociopolítica.

¿De qué manera se relacionan sonido y política en su trabajo?
Siempre nos interesó la palabra como instrumento político y sonoro. Andy trabaja con la guitarra de manera muy física, extendiendo sus posibilidades tímbricas, mientras que yo (Anne-James Chaton) considero la voz como un instrumento que impone sentido, pero también como un cuerpo. Juntos creamos un diálogo entre estos elementos, que se vuelve político por su contenido y forma.

¿Cómo nacen las composiciones de este nuevo álbum?
El proceso inicia cuando seleccionamos textos que contienen tensión política o social. Luego los reorganizamos y reinterpretamos rítmica y musicalmente. A veces los sonidos guían la creación textual, otras veces los textos dictan el desarrollo del sonido. Es una conversación constante entre ambos planos.

¿Qué buscan provocar en quien escucha su música?
No queremos simplemente entretener. Si bien hay una dimensión sensorial y emocional fuerte, lo que pretendemos es activar la conciencia crítica del oyente. Nos interesa que se pregunten por los discursos que circulan, por cómo se construye la información, por cómo el lenguaje es usado para dominar o resistir.

¿Qué importancia tiene la improvisación en su trabajo en vivo?
Es central. Aunque tenemos estructuras definidas, en vivo siempre dejamos espacio a la improvisación, tanto sonora como textual. Eso nos permite adaptarnos al momento, al público, al contexto social en el que tocamos. No hacemos nunca dos conciertos iguales.

¿Cómo viven el cruce entre arte sonoro, poesía y rock experimental de su propuesta?
Es un terreno fértil. Nos sentimos cómodos habitando ese cruce, y de hecho, no vemos fronteras fijas entre esos géneros. Todo puede nutrirse entre sí: la energía del rock, la precisión del arte sonoro, la carga semántica de la poesía. En esa mezcla encontramos nuestra voz común.

¿Hay una dimensión visual en su presentación en vivo?
Sí, complementamos la música con visuales que toman elementos gráficos de prensa, tipografía en movimiento, fragmentos de video, etc. Eso refuerza el carácter político y performático de la propuesta.

¿Por qué consideran necesario hacer este tipo de arte hoy?
Porque vivimos tiempos turbulentos. El lenguaje está siendo manipulado constantemente por el poder, y nosotros queremos recuperar la capacidad crítica del lenguaje. Queremos que el arte sea un medio de resistencia activa, no algo decorativo o evasivo.

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