The Necks

¿Cuál es la diferencia entre la música improvisada y el free jazz?
Son bastante cercanas en realidad. El free jazz es música improvisada, pero lo que nosotros hacemos no está en la tradición jazzística, no usamos elementos idiomáticos del jazz, como temas y solos. Sin embargo, muchas veces no hace falta ser tan técnico; si dices que es jazz, la gente esperará solos y tipo de interacción musical más evidente.
¿Improvisan estructuras completas u operan bajo fórmulas ya establecidas?
Hay momentos en que estamos tocando sin saber qué forma tendrá lo que tocamos. Si el problema está en la forma, entonces alguien comienza a sugerir algo y los otros siguen. En otras ocasiones sí tenemos una estructura en mente, pero eso no garantiza que la música resulte buena.
¿Tres músicos pueden improvisar durante una hora sin perder cohesión ni energía?
Eso depende de la calidad de los músicos. No hay magia, hay experiencia y concentración. Como grupo llevamos años tocando juntos, sabemos cuándo dejar espacio y cuándo intervenir. Muchas agrupaciones de free jazz son más solistas que nosotros. Nosotros nos fundimos como una sola entidad.
¿Improvisan en vivo o también en estudio?
En ambos contextos. Grabamos nuestros discos del mismo modo que tocamos en vivo, con la única diferencia de que si algo no resulta como esperábamos, podemos intentarlo otra vez. Pero no editamos ni hacemos overdubs. Solo tocamos.
¿Qué ocurre si el resultado no les satisface? ¿Es un fracaso, es descartado o lo trabajan hasta que funcione?
Es descartado. No trabajamos la música después de tocarla. Hay veces que registramos sesiones donde alguno de nosotros no estuvo satisfecho y no volvemos sobre eso. También hay momentos en los que la música es buena, pero simplemente no “encaja” en el disco y queda fuera. Nos ha pasado muchísimas veces.
Al principio de su carrera eran muy cercanos al minimalismo. ¿Cómo ha evolucionado su música?
Los comienzos siempre tienen más elementos puestos con intención y peso. A medida que hicimos más música, cada uno se fue soltando y encontramos nuevas maneras de interactuar. Estamos más abiertos a lo inesperado. Además, la tecnología también nos ha influenciado, incorporamos samples, loops, efectos.
¿Qué opinan de la tradición jazzística actual?
Es un amplio espectro que va desde músicos tradicionales hasta propuestas extremadamente abstractas. Nos sentimos parte marginal de ese mundo. Hay festivales de jazz en los que no encajamos y otros donde funcionamos muy bien.
¿Han tocado en Sudamérica antes?
Sí, hemos estado en Brasil y en Argentina. Esta es nuestra primera visita a Chile y estamos muy interesados en ver cómo reacciona el público. Cada país tiene una energía distinta.
¿Qué buscan provocar en el oyente?
No buscamos nada en específico, pero si logramos que el oyente se sumerja en la música, que se conecte de una manera personal, entonces estamos felices. Nuestra música no viene con una “guía” de escucha. Es una experiencia abierta.