Heather Leigh

Heather Leigh – Interior Disco
¿Cómo surge el concepto sonoro de “Interior Disco”?
Siempre he estado intrigada por lo visceral y lo sensual del sonido, como una extensión del cuerpo. «Interior Disco» surge de ahí, de pensar la pista de baile como una experiencia íntima, no solo como un espacio social, sino como un lugar para mirar hacia adentro, para perderse una misma, una experiencia mística y física al mismo tiempo.
Hay una mezcla de lo experimental con lo bailable, ¿cómo logras ese equilibrio?
Creo que ambas cosas no están tan separadas como a veces se piensa. Mucha música de club tiene elementos muy experimentales y viceversa. Me gusta explorar la tensión entre repetición y desvío, entre ritmo y espacio. Es como lanzar una cuerda entre el trance y el ruido, entre el placer inmediato y el descubrimiento.
Te has movido desde la improvisación libre hacia sonoridades más electrónicas. ¿Qué te motiva a explorar esos territorios?
Siento que es una extensión natural de mi búsqueda sonora. La improvisación me enseñó a estar presente, a escuchar profundamente. La electrónica, por otro lado, me permite moldear el sonido de otra manera, como esculpirlo. Estoy interesada en esa dualidad, en cómo se puede generar intensidad tanto desde lo crudo como desde lo pulido.
¿Qué papel juega tu voz en este nuevo trabajo?
Mi voz siempre ha sido una herramienta de conexión directa. En este disco la uso como un instrumento más, procesada, multiplicada, a veces irreconocible, otras veces muy cercana, muy humana. Me interesa cómo puede comunicar más allá del lenguaje, como textura, como respiro, como grito.
¿Qué referencias musicales o artísticas influyeron este disco?
Escucho muchas cosas, desde Coil hasta Donna Summer, pasando por Arca, Diamanda Galás, y mucho dancehall. También me influencian artistas visuales y cineastas, como Maya Deren, Kenneth Anger o los cuerpos de las esculturas de Louise Bourgeois. Todo eso está en el aire cuando creo.
¿Qué esperas que experimente el oyente al enfrentarse a “Interior Disco”?
Quiero que cada persona lo viva desde su cuerpo. Que se dejen llevar por las capas, por los ritmos que vibran. Que lo escuchen con piel, no solo con oídos. Que sea un viaje físico, mental y emocional, sin mapa.